Refrescar
Cuando tienes mucho calor algo de agua fría puede ser un alivio. Lo mismo ocurre pero al revés en ambientes helados. Sin embargo, esa forma de aliviar el estrés por temperatura puede convertirse en un suplicio si el salto térmico es muy grande. Así una persona calurosa puede suplicar por volver a pasar calor cuando lleve diez minutos en una bañera llena de agua helada con cubitos.
Otra forma de usar el frío para martirizar es obligar a la persona a aguantar objetos helados en la mano, o en otras partes más sensibles del cuerpo. Puedes usarla de mesa para tomar un helado o hacerle aguantar un par de cubitos en las axilas.
Vigila a la hora de introducir objetos helados en orificios corporales. Si lo está mucho el objeto puede atrapar la piel tal como ocurre cuando intentas lamer un objeto metálico situado en el exterior durante una helada. Es muy probable que se quede enganchas.
Por eso es mejor no llevar a la congelación el objeto, con enfriarlo puede servir. La piel de esos orificios es muy sensible. Si vas a introducir un cubito, por favor, asegúrate de hidratarlo. Ponerle algo de lubricante también es una buena solución.
Todo esto puede, por supuesto, complementarse. E aquí algunas ideas:
- Golpea dentro o fuera del lugar donde está “adquiriendo temperatura”. Cuando la piel está fría los golpes duelen más, la afluencia de sangre es más rápida. Hace un poco lo mismo que una pinza para pezones.
- Ríete de su reacción y usa la ironía “¿Ahora tienes frío? Vaya, no estás content@ con nada.”
- Úsala para tu confort. Que abrace para quitarte el calor y después vuelva a la “cubitera”.
- Oblígala a darte sexo oral después de tener un cubito en la boca hasta deshacerlo. Y ríete de lo torpe de sus movimientos.