La corrida

La corrida

La corrida
Mari Carmen lleva exactamente 28 días sin tener un orgasmo. Su ama, Luna Roja, le dio esa orden el 1 de diciembre. Ese día recibió un escueto mensaje en el móvil: “Hola perra. Empieza para ti el calendario de adviento, o mejor dicho de abstinencia. Así que vete despidiendo del dedito y el satisfyer por lo menos hasta Navidad”.
Ha cumplido como una jabata pero ha sido muy difícil. Más de un día ha aparecido el ama por su casa a demandar servicios. La ha obligado a lamerle varias veces, sabiendo cómo llega a calentarla hacer esas cosas. También le ha ordenado ir a casa de Antonio, un amigo, y ofrecerle sexo oral. Ah i traerle como prueba un bote con su semen. Semen que le obligó a tragar en frío.
El día 24 se presentó en su casa con un enorme dildo con arnés y le penetró la garganta sin atender a sus arcadas, sabiendo perfectamente cómo la excita eso. Y no teniendo suficiente con humillarla así añadió “¿Te he dicho que te iba a dejar correrte? No ¿Verdad? Pues eso, continua cumpliendo con tu deber”.
Por eso se ha puesto tan contenta hoy cuando ha recibido el mensaje “Hola. Ven a casa a las 16:30 h. Hoy podrás correrte, pero antes jugaré un poco contigo”. La mujer conoce perfectamente el significado de esa frase. Será una larga sesión con todo tipo de humillaciones. Humillaciones destinadas a ponerla aún más caliente. Y tal como está su vulva puede convertirse en una bomba termonuclear si aumenta su excitación.
Llama al timbre y abre la puerta la ama. Sin mediar palabra le mete la mano en la entrepierna y, tras apartar el fino tanga, accede directamente a la vulva. Está muy mojada, la chica lanza un gemido.

  • Mira que eres guarra, llegas a mi casa con las bragas perdidas de flujo y sólo con tocarte sueltas un gemido. Dime ¿Por qué has venido?”. Le dice mirándola a los ojos.
  • Porque me lo manda mi ama. Contesta la chica.
  • ¿Tu ama? – y le suelta sopapo – ¿Seguro que esa es la respuesta correcta?
  • No ama. Porque soy una guarra y una puta.
  • ¿Y qué más?
  • Porque estoy muy cachonda y haré cualquier cosa si me deja correrme, ama.
  • Eso sí me lo creo más. Siempre vas cachonda, no es una novedad. En cuanto a lo segundo. Veremos si es cierto.
  • De momento vamos a dar un paseo.

No es la primera vez, ni será la última. Los paseos con su ama son una verdadera tortura psicológica. Sabiendo perfectamente su condición de tímida casi patológica acostumbra a ordenarle ofrecer sus servicios a desconocidos y desconocidas.
Sólo al salir de casa le ordena dirigirse a un señor de unos sesenta años y decirle “Buenos días, soy Mari Carmen. Le ofrezco hacerle una mamada el jueves que viene. Si le interesa llame al teléfono de la tarjeta.” El hombre se pone a mirar en todas direcciones creyendo estar en un programa de cámara oculta. Ese es el primero de una larga lista. En un bar la han echado por ofrecerse a dos señoras peripuestas. Se han ofendido mucho pero mientras el camarero la sacaba del local ha podido ver cómo una se guardaba la tarjeta en el bolsillo.

Después de la ronda, más de tres horas, la ha hecho entrar en un sex shop. No es una tienda erótica donde comprar sus juguetes eróticos de moda, se trata más bien de un lugar de encuentro de todo tipo de personas perversas en cuyo interior hay una tienda.
El local tiene un escenario rodeado de cabinas a cuyo interior sólo se puede acceder pagando. Su ama le ordena exhibirse de forma impúdica delante de esos desconocidos pero sin desnudarse. Esto provoca en ella un sentimiento de vergüenza inmenso acompañado, esos sí, de un aumento de su excitación muy notable.
“Te he dicho que te conserves la ropa, no que ocultes tus vergüenzas” la abronca mientras le abre la blusa y bruscamente libera sus dos pechos del sostén. Lo mismo hace con su minifalda y como el tanga se resiste a quedarse a un lado, se lo arranca sin ningún miramiento. “Caballeros – dice Luna Roja mirando a los espejos, detrás de los cuales están los clientes del local – Guarden sus fluidos para después, les prometo una sorpresa.
Cuando lleva un rato moviéndose al ritmo de la música para excitar a unas personas invisibles para ella, la ama le ordena parar y toma otra vez el micro: “Caballeros, les invito a entrar en el escenario. No se preocupen porque todo está pactado con la Dirección y hoy, excepcionalmente, podrán hacerlo”
Varios hombres solos, de edades y atractivos diversos entran en la estrecha estancia. Les acompaña una pareja hombre mujer. Cuando los ve la ama le susurra a la componente femenina unas palabras al oído “¿Eres capaz de tirarle un squirt a la cara?”. La chica contesta afirmativamente moviendo la cabeza.
Con un gesto impone silencio. “A ver, de entrada tú ponte de rodillas sin cubrirte los pechos y con las piernas separadas para que todos puedan ver tu coño de ninfómana – Dice dirigiéndose a Mari Carmen – Como pueden ver se trata de una pija, siempre va vestida a la moda, se gasta un pastizal en ropa. Pero les puedo asegurar que es muy zorra, le encanta que la usen. Sobre todo de pañuelo. Es capaz de recoger gra cantidad de flujos y dejarlo todo limpísimo, se lo aseguro.
Van a poder masturbarse mirándola, prohibido tocar, sólo puedo tocarla yo. Pero, si así lo desean podrán descargarse sobre ella sin ningún problema. Ya les he dicho que le encanta hacer de pañuelo. Pero, mejor me callo, que sea ella quien lo diga”.
La chica haciendo de tripas corazón dice en voz baja “Por favor correos sobre mí”. Luna Roja le agarra de la melena y tira de ella para levantar la cabeza “¡Más alto!” Ahora la chica grita “¡Correos sobre mí!”
“Muy bien, las mujeres primero, por supuesto” Dice la ama indicando a la pareja acercarse a su sumisa.
Entre dos chicos improvisan una silla con sus brazos permitiendo a la mujer reposar sus piernas abiertas y dejar su vulva justo delante de la cara de Mari Carmen. El marido, demostrando gran habilidad, coloca los dedos dentro de su vagina y los mueve rítmicamente como indicando “ven para aquí”. El efecto es muy rápido, de la boca de la mujer se escapan gemidos cada vez más altos, llegando a ser gritos muy potentes cuando se acerca al orgasmo. En ese momento su partenaire quita la mano dejando vía libre a un chorro acuoso directo a la cara de la sumisa. Luna Roja aplaude con fruición. “Muchas gracias, señora. Chicos, ya podéis formar un círculo alrededor de esta cerda. Lo que os he dicho, nada de tocar”.

El corro de hombres empieza masturbarse. Ella se contonea, enseña su vulva, lame sus propios pechos, pone cara de deseo. Todo bajo la atenta mirada y dirección de su ama. Pasados unos minutos una lluvia de semen cae sobre la chica. Parte en la cara parte en los pechos y parte sobre su vestido. Cuando el último hombre ha acabado la chica permanece de rodillas esperando. ”Levántate marrana y ponte bien la ropa” le ordena la ama.
De vuelta a casa de la ama la chica pasa un auténtico calvario. Su ropa está cubierta de gotas blancas y brillantes, algunas de gran tamaño. No le ha dejado limpiarse los restos de semen de la cara y el pelo. Tampoco le deja ir deprisa. “calma que mi casa no se va a ir” le dice con un tono burlón. Además no han ido directos, le ha hecho dar un largo rodeo y pasar por un parque lleno de gente. Y le ha hecho parar para comprar un helado en una food truck. El dependiente la ha mirado raro y, en ese momento el ama ha intervenido “Si, es semen. A mi me encanta lamer helados de nada y a ella pollas de lefa. Hoy no puede ser pero si quieres otro día te la puedo mandar. Toma mi tarjeta”. Y sin siquiera mirarlo la toma de la mano y se alejan dejando al chico empalmado para varios minutos.
Cuando llegan a casa la chica se nota muy mojada y tiene el clítoris himchadísimo. Su ama la hace pasar y le dice. “Desnúdate totalmente. Por supuesto no voy a tocarte ni un pelo con toda la mierda que llevas encima. Pero te he hecho una promesa por lo tanto dejaré que te masturbes y te corras”
Celosa como es de su intimidad a la chica le resulta difícil cumplir con la orden. Lo ha hecho muchas veces delante de su ama, pero continua sitiendo pudor y vergüenza. Aunque su calentura puede más, su calentura y las necesidad de obedecer. Empieza a rozar el clítoris con su dedo.
No está muy excitada el orgasmo aparece enseguida y exclama por favor señora puedo correrme

  • ¿Estás a punto? Pregunta la ama.
  • Me queda muy poco. La chica contesta con dificultad.
  • Espero que me avises cuando estés a punto, a punto. Porque si no lo haces te vas a acordar toda la vida.

La chica traza círculos cada vez más rápidos alrededor de su clítoris pasados unos 60 segundos grita “¡Estoy a punto! ¿Puedo correrme por favor? Se lo suplico ¡Me duele el clítoris!
El ama asiente con la cabeza ofreciendo una gran sonrisa. Pero a la vez, en un rápido movimiento, se coloca detrás de ella y le toma la mano para apartarla de su vulva. Mari Carmen intenta resistirse pero no es lo suficientemente fuerte. Se queda a las puertas, muy a las puertas. Poniendo su boca al lado del oído les susurra: “Puedo sentir cómo te palpita la almeja” Y estalla en una gran carcajada. A continuación recita en tono burlón, como si de una niña se tratara, “inocente, inocente” sin poder y sin querer aguantarse la risa. Mientras se ríe de ella le tira de los pelos y la conduce a la terraza “¡Aquí se te bajará la calentura! Y los humos”
Es de noche. Atada, totalmente desnuda, con el tanga como mordaza, la chica contempla los primeros copos de nieve de la temporada. Los tejados de las casas empiezan a cubrirse de un manto blanco. A pesar de cuanto la excita estar atada el viento helado hace su trabajo y, poco a poco se va calmando la hinchazón de su vulva.

PD: Día 7 de Enero. 10 de la noche.
Mari Carmen lleva ya el décimo orgasmo seguido. Está a atada a una cruz de San Andrés con un vibrador Hitachi fijado a un cinturón. La cabeza cae justo encima de su clítoris y para evitar desplazamientos le han colocado varias tiras de cinta aislante. Así queda el aparato fijado en ese punto.
Los primeros orgasmos le han parecido ambrosía. Ahora se siente desfallecer después de cada uno. Cuando su ama le ha dicho “Por haberte portado bien hoy vas a quedar en paz” no se esperaba esto. Un orgasmo por cada día de abstinencia ¡Y empezó el 1 de diciembre!
“No aguantaré” se dice y entre descarga y descarga pasa por su cerebro gritar “agua, por favor”, pero su orgullo se lo impide. Y no es por falta de oportunidad porque en más de una ocasión su ama se ha acercado y mirándola a los ojos le ha preguntado “¿Tienes algo que decirme?” Pero ella no dice nada. Porque, en el fondo, no controlar sus orgasmos la lleva al máximo placer.

Inspirado en: Inocentada cruel para persona sumisa

Inocentada cruel para persona sumisa
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