La comida

La comida

Joaquín y Ana están atados con los brazos paralelos al cuerpo y las piernas cerradas. No los han desnudado del todo. Para este castigo no es necesario. Es más, a sus amos les ha parecido más divertido dejarlas y ver cómo quedan después de la sesión.
Ana lleva un corpiño, medias con liguero y un tanga negros, Joaquín viste boxers y camiseta negra. Han insistido mucho en el color negro.
“Señoras y señores. Bienvenidos a esta velada en la que daremos de comer a nuestros dos “tiós”. Como ya habréis visto en la web del club el día 24 haremos cagar varios tiós a bastonazos – Los aplausos del público interrumpen el discurso- Pero para que puedan traernos regalos como ya sabéis es necesario alimentarlos. Los niños les dan pieles de naranja, nosotros los alimentaremos con otra cosa. Estoy seguro que este par de guarrotes van a disfrutar del menú.
Para que no os despistéis de vuestra misión nutricia hemos taponado sus anos con dos plugs de gran tamaño. A ella le hemos rellenado su vagina con un gran dildo y a él le hemos encarcelado el pene en un cinturón de castidad. Si se le pone dura va a sufrir de lo lindo.
Los podéis manosear, golpear darles vibraciones, pellizcar, etc. Lo único que no podéis hacer es penetrarlos. Eso ya lo haremos el 24.
Termina el discurso con los aplausos de los asistentes y sin solución de continuidad se forman dos corros alrededor de los dos. A ambos les empiezan a retorcer los pezones, a dar bofetadas y sobre todo a usar su boca. Tal como están colocados la cabeza puede colgar de la mesa si es necesario, pero la mayor parte del tiempo está perfectamente apoyada.
Una mujer se monta sobre la mesa con las piernas abiertas dejando su vulva al alcance de la boca de Ana. No hace falta decirle nada sabe perfectamente cuál es su deber. En pocos minutos la mujer llega al orgasmo eyaculando una modesta cantidad de flujo directamente en la boca. La sustituye un hombre. No tiene piedad, mueve su cuerpo hasta conseguir dejar la cabeza colgando del borde e introduce su pene en la boca. No es precisamente delgado. Por eso tiene arcadas y su cuerpo se convulsiona. Está a punto de ahogarse y en ese momento, con calculada malicia, le retira el pene para dejarla tomar aire. La boca de Ana se asemeja a la de un pez fuera del agua.
A provechando el ancho de la mesa se acuesta a su lado una chica. Acerca la boca a su oreja y susurra. “No se te ocurra tirar una gota, todo para adentro”, mientras le acaricia un pezón durante unos segundos para retorcerlo haciendo escapar un grito de la mujer.
A Joaquín lo han tomado por un verdadero “glory hole”. Se turnan varios hombres para usar su garganta un rato y después eyacular en su boca. De cuando en cuando una señora le hace un squirt, así puede limpiarse un poco el sabor. Pese a lo humillante de ser rociado con fluidos de otras personas, o quizá gracias a eso, está cada vez más cachondo y su pene lo manifiesta. Pero no puede hacerlo con libertad pues está secuestrado en una trampa metálica. No puede evitarlo, crece y crece. Y se aprieta contra los barrotes produciendo un dolor cada vez más intenso. Su ama, a un par de metros se ríe porque sabe perfectamente lo apurado de su situación.
La mujer estirada al lado de Ana disfruta “ordeñando varones con su mano” y dirigiendo el chorro de semen a la cara de la indefensa chica. Después se regodea atrapando con los dedos los goterones de semen y haciéndoselos tragar uno a uno. Cuando se cansa de hacer de mama perversa dando de comer a su bebé prisionera se saca el tanga y colca la vulva sobre la cara de la chica. Para haberla estado puteando toda la noche parece altamente agradecida porque usa la lengua con presteza y efectividad. Le provoca un orgasmo bastante intenso. Quizá lo haya conseguido porque en el último momento ha dejado la lengua quieta y ella se ha dedicado a mover las caderas.
Contenta y agradecida la mujer se levanta, baja de la mesa y va a buscar su bolso. Vuelve con un vibrador, lo enciende y lo aplica sobre el clítoris de Ana. No tarda mucho en llegar al éxtasis, todo ese abuso y humillación la ha excitado en grado supremo.
Mientras los gritos del violento orgasmo se apoderan de toda la atmósfera la ama de Joaquín le dice a la oreja “¿la oyes? Ella se corre y tú te quedas así empalmado con tu polla dentro del cinturón de castidad. Y así te vas a quedar por cerdo y por hacerme esperar el otro día un minuto.
Al terminar la velada los desatan y los muestran a todo el público. Su ropa interior está llena de lamparones y chorros de semen. El maestro de ceremonias clama “Si alguien quiere rematar esta obra de arte ahora tiene una oportunidad. Una mujer y dos hombres se adelantan y lanzan varios escupitajos.
“Bien, pues damos por concluida esta primera parte. De aquí a tres días deberán presentarse en este local estos dos deshechos humanos para, entonces sí, recibir los bastonazos de todos. ¡Habrá muchos regalos! Si les damos bien fuerte. Por cierto, no podéis ducharos, saldréis de aquí con esta ropa interior y con todas las manchas. Que todo el mundo vea lo marranos que sois”.

Alimentación de tiós humanos para disfrute del público asistente

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