La Navidad se celebra, aunque algunas personas no lo conciban, desde antes de la invención de la electricidad. En esos tiempos la iluminación festiva se conseguía a base de muchas, muchas velas.
Para dos: Compra una vela (En una juguetería eròtica, son especiales para la piel. Las otras son peligrosas porque queman) y ve goteando sobre su cuerpo mientras la masturbas. Una mezcla de placer y dolor deliciosa.
Para tres: Dos de las personas se desnudan y empiezan a masturbarse. La tercera enciende una vela (De una juguetería eròtica, son especiales para la piel. Las otras son peligrosas porque queman) y se dedica a tirar cera derretida sobre sus cuerpos. Cuando se termine la vela podrá añadirse a la fiesta.
Para más de tres: Convoca a todas las personas en un lugar determinado. Conmínalas a desnudarse, acariciarse y empezar a masturbarse.
Cuando estén en plena faena aparecerán otras (que préviamente se han ocultado a las demás) con velas e irán tirando aleatoriamente cera sobre los cuerpos. Y, por supuesto, unirse cuando ya no quede por tirar.