A sus 43 años Doña Mariana de Neoburgo vive en un palacio de la ciudad de Bayona aparentemente apartada del mundo desde 1706. Fue Reina de España durante 11 años, los immediatamente anteriores a la actual guerra.
La hemos entrevistado en su residencia donde goza de un retiro forzado pero también subvencionado como reina viuda.
Dios os Guarde ¿Su Majestad ha sido reina de España. Añora esos tiempos?
Pues no mucho, la verdad. Aquella corte era lúgubre y decadente. Llena de gente extraña, obsesionada por el pecado y por librar al rey de sus “hechizos” ¿Hechizos? Vamos hombre, lo que pasaba es que era un retrasado mental. No estaba hechizado, simplemente el pobre hombre no daba para más.
¿Sabe usted que pasaba horas con la boca abierta babeando? Al parecer no le encajaba bien la madíbula y como se quedaba en babia, pues parecía una catarata ¡Que asco! Con esto tuve que vivir todos esos años.
Era una corte muy aburrida, cada dos por tres había una ceremonia religiosa, larga, muy larga. Con curas inquisidores y monjas milagreras por todos lados.
Un día fuimos al Escorial para hacerle un exorcismo que consistía en abrir los féretros de todos sus antepasados para, supuestamente, transferirle el poder de la realeza. Y como yo era la reina, pues tuve que quedarme allí mirando. Un espectáculo del todo edificante por no hablar del asco y la peste. Llegaron a abrir el de su difunta esposa. Pues el como si nada, se quedó contemplándolos horas.
Que conste que no le retraigo nada, pobre hombre. Era un aborto de la Naturaleza. Pero si culpo a los parásitos que lo rodeaban y que sacaban partido de sus debilidades con ese rollo de los exorcismos.
Dios os Guarde ¿Cómo fue su relación con el difunto rey?
Me casaron con un auténtico adefesio que además era tonto. Mi única misión era tener un heredero. Una misión imposible porque el rey tenía un solo testículo y además a duras penas trempaba.
Pero me culparon a mí, como culparon a mi antecesora. María Luísa de Orleans, pobrecita. El populacho cantaba una copla cruel y estúpida:
Parid, bella flor de lis,
en aflicción tan extraña,
si parís, parís a España,
si no parís, a París.
¿Cómo iba a parir pobrecita si a penas la visitaba el rey? Y cuando lo hacía era breve, muy breve. Si es que empezaba.
La atiborraron a pócimas y ungüentos. Yo creo que la mataron con tanta medicina.
A mi me eligieron por la fama de conejas que tenemos en la familia. Mi madre llegó a parir doce hijos. Digamos que tenemos una cierta garantía de fertilidad. Si aquel despojo no pudo engendrar nada en mi cuerpo, creame, no fue ni por mi culpa ni por culpa de la pobre María Luísa.
Dios os Guarde. Se habla de que Su Majestad llegó a simular 12 embarazos para manipular al rey y la corte.
Por supuesto. Era mi única arma ¿Usted sabe cómo es una corte? Pues es una guerra pero sin armas, normalmente, claro. Porque cuando las cosas se ponen de verdad mal las cuchilladas van que vuelan.
Yo era extranjera, joven, no conocía el idioma y tenía la presión de quedarme embarazada. Al principio me creí el cuento de que yo era la única responsable, pero con el tiempo aprendí. Y decidí utilizar la ansiedad de aquellos vividores para que me quedara embarazada. Porque sin un heredero se acababa su chollo.
Dios os Guarde. Ya pero eso no era muy honesto.
¿Honesto? Mire, se trataba de mantener al Imperio Español dentro de la familia Absburgo y evitar esta sangrienta guerra. Hice lo que pude, dando tiempo a la diplomacia austríaca. Pero al final los franceses fueron más listos.
Le voy a contar algo que nadie sabe. Resulta que mi primo Jorge de Hesse era el Capitán General de las tropas que luchaban contra los franceses en Cataluña. Uno de mis partidarios, aprovechando su visita a la corte, me aconsejó acostarme con él y así engendrar un heredero.
Y la verdad es que ganas no me faltaban. Acostarme con un hombre guapo, fuerte y listo no era para nada un sacrificio por la patria. Pero una reflexión más calmada nos convenció de lo contrario. Hubiera nacido un niño rechoncho, sano, de ojos azules. Nadie se hubiera creído que era hijo de Carlos II el Hechizado.
Dios os Guarde. Se rumorea que Su Majestad no tiene muy buenas relaciones con el nuevo rey de España.
¿Cual de los dos? Porque con Carlos, el verdadero pretendiente, me llevo muy bien. Con Felipe no.
Es un francés estirado y pomposo que está como una cabra. Le dan ataques. Un día está que se come el mundo y al día siguiente entra en depresión. Ha llegado a estar un mes con la misma ropa, sin bañarse.
Pero lo peor es su obsesión por el sexo. No deja en paz a su mujer ni un minuto. La pobre va medio escocida. Ya desde el primer día. Y como es un pacato y un mojigato, pues no tiene amantes.
Lo más gracioso, si puede usarse esta palabra, es que tiene grandes remordimientos por andar todo el día como un mono en celo y no para de atosigar a su confesor. Un santo debe ser ese hombre por no haberlo mandado a freír espárragos.
Y es vengativo, muy vengativo ¿No vió lo que hizo en Xativa tras la batalla de Almansa? A mí me encerró en Toledo en un palacio de tres al cuarto, muy por debajo de mi dignidad como reina viuda. Y cuando mi primo tomó la ciudad y lo recibí como se merecía me gané su odio eterno. Por eso me exilió aquí en Bayona.
Pero sabe que le digo: Que aquí estoy muy bien. Me he librado de aquel país de ignorantes supersticiosos. En Francia hay personas de nivel intelectual muy superior. Y se puede leer de todo, sin inquisiciones tocando las narices.
Dios os Guarde. Bueno, en ese sentido se habla de que muchos caballeros pasan la noche en este palacio cuando van camino de España para incorporarse a sus regimientos.
Pues claro ¿Qué quiere? Soy una mujer. Mire, me pasé diez años prácticamente virgen. Acostándome con un adefesio al que tenía que ser fiel.
Y no por un sentido del deber o por creencias religiosas, sino por el único motivo por el que las reinas son siempre fieles al principio: Dar un heredero. Porque el primero debe ser siempre legítimo. Los otros, ya se sabe.
Todas lo hacen. Les son fieles hasta el primer hijo. Después ya pueden tener sus diversiones. Pues bien, yo no me divertí nada de nada. Diez años acostándome con un despojo humano.
Pues ahora me lo paso bien, no me niego a algún affair con un guapo oficial de Húsares. No le hago daño a nadie.
Dios os Guarde. También se rumorea un romance con Jean de Larrétéguy, parte de su séquito.
Con Jean sólo hay una amistad, nos hacemos compañía en este destierro. Es un hombre tierno y cariñoso, muy galante. De gran cultura y mucha conversación.
Además ¿Sabe lo que le digo? A quién le importa lo que yo diga, a quién le importa lo que yo haga. Yo soy así y así moriré. Estuve diez años encerrada en una corte mojigata, oscura y atrasada. Dormía con un adefesio y con nadie más. A mi alrededor tenía hombres tan guapos y tan inteligentes como Jean y tenía que aguantarme ¡Tengo derecho a reacer mi vida!
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies
ACEPTAR