Ayuda

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Lili está en casa de su vecina Ana. Comparte piso con una amiga en la misma planta des de setiembre, está estudiando en la Universidad. Son dos chicas muy educadas y dispuestas. En más de una ocasión la han ayudado a cargar la compra. Hace un par de días la mujer comentó haberse quedado sola con la tarea de decorar la casa porque su novia estará una semana fuera. La estudiante se presenta voluntaria, le encanta decorar la casa para Navidad y ahora no puede. Cuando llegue al pueblo ya estará todo colocado.
Ana sobrepasa los cuarenta pero en absoluto un observador imparcial le atribuiría esa edad. Con algo de sobrepeso, su cuerpo se muestra voluptuoso. Pechos grandes, caderas anchas pero piernas firmes. Se nota su afición por el gimnasio.
A la chica no le ha parecido nada extraño la indumentaria de su anfitriona. Lleva una bata de seda tipo quimono y va descalza. Su larga melena negra se desparrama por los hombros, liberada hoy de los habituales moños con que le da forma normalmente. La curiosidad de Lili se dispara ¿Irá totalmente desnuda debajo?
“Gracias por venir a ayudarme. Alcánzame la caja de las luces, por favor”. Le dice indicando con un dedo un armario. Yo me voy al comedora montar el árbol.
Cuando Ana está montando el árbol le viene a la mente un angustioso recuerdo. Hace unos días preparó un juego para su pareja. El juego consiste en esconder notas con promesas eróticas dentro de las cajas de los adornos. Al encontrarlas Pilar, su novia, se haría acreedora de lo escrito en ellas. Una forma de agradecer la ayuda. Por ejemplo: “Un cunnilingus cuando tú decidas”. No se ha acordado de quitarlas ya ahora la chica las va a descubrir.
Se levanta de repente y va directa a la habitación donde está el armario “Lili, déjalo ya las bajaré yo.” Grita justo antes de entrar para ver a la chica sentada en la cama con una de las notas en la mano.

  • “Voy a ponerte el clítoris tan rojo como las luces del árbol de Navidad” dice haciendo un esfuerzo por evitar la risa.
  • Lo siento, no deberías haber visto esto. Le dice Ana muy avergonzada.
  • Te refieres a esto. Le contesta divertida señalando uno de sus enormes pechos que ha salido del quimono al ir tan rápida.
  • Madre mía. Grita con un tono de voz muy próximo al lloro.
    Cuando Lili capta la magnitud de la tragedia se levanta y va hacia la mujer para consolarla.
  • Tranquila. Que no es para tanto. Le dice mientras toma la cabeza entre sus manos.
  • Pero yo… No quería le contesta la mujer.
  • No te preocupes, no se lo voy a decir a nadie. Le dice dándole palmaditas en la espalda.

Poco a poco esas palmadas van convirtiéndose en caricias y las caricias van bajando cada vez más abajo. Cuando las manos de Lili alcanzan las nalgas de la mujer el llanto se convierte en sorpresa de repente.

  • ¿Qué haces? Suelta en un grito de sorpresa.
  • Tocarte el culo. Quiero saber si es verdad que puedes dejarme el clítoris como una bombilla, rojo y caliente.
  • Pero tú eres, eres como…Yo podría ser tu madre.
  • Ya, pero no lo eres. Eres una mujer muy atractiva. Hace mucho tiempo que me tienes cardíaca. He fantaseado muchas veces montármelo contigo y con Pilar. Buf, de mayor voy a tener artrosis en el dedo por vuestra culpa.

En ese momento se separa de ella y la toma de la mano para llevarla a la cama. Ana no se resiste, está bastante aturdida por el giro de los acontecimientos. La chica la ayuda a tumbarse pero antes, con un hábil movimiento, le quita el quimono. La mujer no puede resistirse, sobre todo cuando ve el escultural cuerpo de Lili tras despojarse de todas sus ropas. La chica tiene unos espléndidos veinte años y su cuerpo lo anuncia a voz en grito.

  • Esto no está bien…Tú eres muy joven y yo tengo novia. Dice Ana en un último intento por detener lo inevitable.
  • Soy joven pero no una niña, como puedes apreciar. Y en cuanto a lo de tu novia, se guardar un secreto. Aunque dejo sobre la mesa el trío. Y dicho esto se lanza sobre la mujer para callarla con un beso húmedo y profundo.

La chica empieza a lamer la oreja mientras susurra “La de pajas que me he hecho pensando en ti” a lo que Ana contesta soltando un gemido. Va descendiendo poco a poco buscando los pechos. La mujer se ha rendido, se retuerce y gime de placer. Acompaña la cabeza de la chica con una mano. Aunque no hace falta guiarla porque pese a su juventud sabe muy bien lo que hace.
Cuando la lengua de la chica llega al pubis Ana abre las piernas de par en par en rápido movimiento. Nota la lengua de la chica deslizándose por la ingle, hace un amago de dirigirse directamente a la vagina para cambiar la trayectoria y alejarse en dirección al muslo. Se decepciona pero a la vez se excita.
Poco a poco esa lengua traviesa de la chica va encontrando el camino correcto. Cuando se centra en su clítoris agarra su cabeza con las dos manos como si pudiera retenerla, amenazando con hacérsela añicos si se le ocurre apartar la boca de donde está.
La lengua de Lili se ha quedado encima de su clítoris y va dando vueltas a su alrededor. Sus caderas se agitan de forma involuntaria. Está muy excitada, mucho. Y justo en ese momento nota la entrada de un objeto en su vagina, es fino y corto, ha entrado de forma suave, para nada indolora. Cuando se flexiona hacia arriba apretando la base de su clítoris se da cuenta de que es un dedo. Ahora nota un segundo dedo. Las oleadas de placer van subiendo con cada movimiento. Pierde totalmente el control, se agita las piernas, contrae sus abdominales y todo su cuerpo se convulsiona en una explosión de placer.
Pasados unos segundos, cuando consigue recuperar una cierta serenidad ve la cara de Lili con la boca sonriente y llena de flujo. “¿Ves? Yo también se encender bombillas rojas”.

Decoración navideña con premios eróticos escondidos

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Clica en la imagen para ver el juego

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