El azar en el castigo
Dejar en manos de la fortuna cuantos golpes, pellizcos u orgasmos va a sufrir tu víctima te permite a ti aparentar una falta total de responsabilidad. “No soy yo, son los dados”. Por supuesto puedes parar cuando quieras y la persona lo sabe. Es como una ironía desagradable capaz de darle un toque aún más sádico a la experiencia.
Puedes emplear cualquier tipo de juego. Unos dados, una ruleta, un baraja de póker, etc. La persona hace la jugada y recibe las consecuencias. Puede ver el resultado o se lo puedes esconder. Esto le dará un plus de incertidumbre y la hará pensar en que el castigo no va parar nunca.
Aquí tienes tres ideas rápidas:
- Déjale elegir una carta de mazo de una baraja de póker. Según el palo será un tipo de castigo, según el valor de carta el número de veces.
- Pídele que diga un número en voz alta. A continuación le dices que ese será el número de azotes que recibirá.
- Dale unos dados y ordénale tirarlos. El número resultante serán los días en los que no podrá tocarse.