La luz de las velas crea un ambiente íntimo y acogedor. Relajan. Y todo lo relajante es una ayuda inestimable para cualquier encuentro erótico. Y si queréis ir un poco más allá, usadlas sobre la piel. No os arrepentiréis.
Propuesta vainilla.
Coloca varias velas en la estancia, enciéndelas y apaga la luz eléctrica. Desnuadaos y contemplaos en esa luz. Pasad a tocaros y estimularos. Como parte del juego, cuando esté muy caliente, toma una de las velas y tira una gotita sobre la piel. Le producirá un dolor momentáneo. Si ese dolor lo combinas con placer, la experiencia puede ser muy estimulante.
Toque amargo.
Hazla entrar en la estancia y déjala pensar en que quizá va a ser una velada “romántica”. Pero una vez dentro empújala hacia la cama para que caiga y, en un rápido movimiento, ata sus manos y pies. Procede a desnudarla, si es preciso cortando o arrancando su ropa.
A continuación juega dedícate a tirar cera sobre su cuerpo. De zonas menos sensibles a más sensibles. No escatimes pezones o genitales. Cuando te canses de ver sus contracciones de dolor dedícate a quitar la cera solidificada a base de golpes de fusta o pala. Si la persona no está totalmente depilada, un dolor adicional se incorporará a la experiencia.
PD: Por favor, usad cera de tienda erótica. Tiene una formulación adecuada para no producir quemaduras en la piel. Nunca, bajo ningún concepto, de abeja. Funde a temperatura muy alta y puede causar daños irreversibles.