Una muestra erótica. SEB 2019

Seguramente habrás ido alguna vez a una muestra gastronómica y si no lo has hecho te lo recomiendo. Es una oportunidad de admirar la gran diversidad culinaria de tu cultura y de muchas otras. 

En estos eventos una persona puede probar diferentes platos y experimentar con sus sentidos las diferentes propuestas. No vas con ánimo saciante sino con la intención de degustar. Lo mismo debería ser un Salón Erótico. Y cada vez lo es más. 

En esta edición se conseguido un alto grado de diversidad en cuanto a propuestas. Desde el sexo duro y descarnado con actuaciones en directo al erotismo más metafórico.

Al Salón Erótico de Barcelona le ha ocurrido lo mismo que aquella feria gastronómica en cuyos inicios solo exhibía productos de una determinada clase y que poco a poco ha ido añadiendo más variedad. 

Hace 10 años los talleres simplemente no existían. El espacio lo ocupaban productoras actrices,actores y espectáculos. Una demostración de BDSM o la lucha femenina en el barro en las únicas notas discordantes en una uniforme sucesión de porno estándar.

Desde entonces la organización del evento ha ido apostando cada vez más por la diversidad. Añadiendo valor educativo con la inclusión de talleres debates y charlas. Llegando este año a cambiar la faz del salón.

Siempre quedará alguien por invitar y muchos colectivos  no se sentirán lo suficientemente representados. Pero seguramente este es el festival erótico con más variedad de propuestas de Europa.

25000 personas han podido pasearse por el pabellón Deportivo de la Vall d’Hebron como quien se pasea por una muestra gastronómica repleta de quesos, vinos, aceites, hierbas y otras preparaciones gastronómicas.

Han podido experimentar sensaciones en el “Toca toca”, han presenciado escenas de microteatro, se han podido hacer fotos eróticas en el stand de Erotic.cat, han visto demostraciones de juguetes eróticos en directo,  han podido probar material de BDSM y muchas otras cosas más. Todo esto complementado con información y educación en los más de 100 talleres impartidos. Como los ofrecidos en el Área Swinger de Gente Libre. Nuestra tienda de delicatessen eróticas. 

Esto es positivo, muy positivo. Porque además la respuesta ha sido espectacular. Las colas para asistir a los talleres han sido inmensas. Demasiado. Urge tomar nota para el año que viene para no “morir de éxito”. 

Las quejas han venido por aquí “He ido a un taller i al salir no he llegado al microteatro”, “Por culpa de hacer cola me he perdido dos espectáculos”, “Dos talleres que me interesan se hacían al mismo tiempo”. 

Quizá los talleres deben ser más breves y repetidos, abrir más espacios, ampliar o cambiar de lugar. Sobre todo un lugar en el que se pueda crecer. Son algunas sugerencias para un Salón que, en mi más humilde opinión, sigue un buen rumbo.  

¿Y los pajilleros qué? Bueno, este año no había. O, mejor dicho, no eran tan evidentes. Porque haberlos había. Ygual que las productoras y las actrices. 

Y en mi opinión deberían estar y tener su espacio ¿Por qué? Pues porque la desaparición de su espacio responde a la aceptación de discurso “la pornografía refuerza la violencia contra las mujeres”. Un discurso, no sólo falto de evidencia, sino construido contra la evidencia. 

Pero también porque un pajillero puede “despistarse” e ir a un taller donde se hable de “consenso” o de “cómo comerle bien el coño a una mujer” y salir con un conocimiento que antes no tenía. 

Tampoco entiendo la prohibición de look “colegiala”. Es de un postureo absurdo e inútil. Porque la fantasía de la colegiala es perfectamente normal y no induce a la pederastia. Lo realmente erótico es apreciar los atributos eróticos femeninos de una mujer ya formada en la ropa de una adolescente. No resulta igual de exactamente si lo lleva una niña de 14 años ¡Por Dios! 

Por cierto, existe también la fantasía del colegial. Un ejemplo es el niño polla, cuyas escenas están basadas en esta. Escenas, por cierto, del agrado de varones y mujeres.

Es como si la muestra gastronómica repleta de carne y embutidos a la que ibas, de golpe y porrazo, se volviera vegana. Quizá algunas de las cremas de verduras o sustitutos vegetales de hamburguesas los hubieras probado si la organización símplemente hubiera añadido puestos de preparados vegetarianos. Pero ahora no vas, porque te esperabas otra cosa. Tú y los organizadores salís perdiendo. 

No se puede aceptar el marco mental del enemigo (y aquí el enemigo es el puritanismo) porque nunca va a tener suficiente. Lo próximo será prohibir las cuerdas del shibari porque inducen al rapto de mujeres. Shibari, por cierto, cada vez más pacato. Tendencia que puede apreciarse en el aumento de la frecuencia de mujeres vestidas. Ahí lo dejo. 

En fin, una gran mejora. Nuestra muestra se ha vuelto más plural, más refinada, pero un poco de comida basura le daría un toque más tolerante. Además de atraer a gente poco interesada por la comida sana que quizá se atrevan a probar cosas nuevas.

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