Un satélite es un cuerpo celeste que orbita alrededor de otro. Orbitar quiere decir estar lo suficientemente cerca de otro para no poder irse, pero lo suficientemente lejos como para no caer.
Las personas de mentalidad lúdica respecto al sexo causamos gran curiosidad en el resto. Te preguntan, te piden opinión, te demandan relatos de tus aventuras. Y algunas incluso demuestran interés para conocer más.
Es humano reaccionar con simpatía y ofrecerse como cicerone. Cuando alguien demuestra interés por la afición de uno su autoestima crece y las ganas de enseñar se disparan. Pero no todo el monte es orégano y en este mundo de la sexualidad, el orégano, es más bien escaso.
Hay much@ bocas, much@ liberal de tertulia y muy pocas personas interesadas de verdad en abrir su sexualidad.
Como alejarse del sexo lúdico parece de carcas trasnochados y caer en él un descenso al infierno del vicio, prefieren quedarse a medio camino, orbitando.
En este momento de la Historia interesarse por sexualidades alternativas está muy de moda, pero ese interés, en muchos casos es superficial. Es importante comprenderlo para ahorrar tiempo y saliva.
Estas personas son como veganos merodeando una tienda de embutidos. Les gustaría entrar pero no se atreven. Y en lugar de hacerlo le preguntan constantemente a los clientes ¿Qué ocurre dentro?
Muchos les contestan que es una tienda normal, que entren, que miren. Pero ellos permanecen fuera, dando vueltas a la manzana.
He elaborado esta metáfora para advertirte de una cosa: Seguramente nunca van a entrar, nunca van a abandonar su órbita. Y en todo caso, si lo hacen, será para alejarse del “sexo lúdico”.
Lo he vivido con muchas personas. Existen períodos durante los cuales creen estar teniendo un cierto “desfase sexual” (para algunas personas el desfase es irse a la cama con alguien en la segunda cita).
Son épocas de cierta apertura mental, normalmente después de rupturas o separaciones, seguidas de una recuperación de la sexualidad tradicional. Muchas veces con un sentimiento de culpa por su periodo de desfases.
Os cuento esto para evitaros pérdidas de tiempo. Está bien dar información, incluso ofrecerse para acompañar, pero sin poner muchas expectativas.
No dediquéis grandes charlas, ni gastéis saliva en informar de los eventos por si les interesan. He visto personas (yo entre ellas) casi considerando como un favor la asistencia de alguien “semiconvencida” a un club liberal o de BDSM.
Señor@s, un poco de autoestima. Nuestro modo de ver la sexualidad es más rico, más libre y más divertido. Son ellas, las personas “normales”, quienes deben espabilar.
El interés, cuando es genuino, no necesita de grandes charlas, entonces es de gran ayuda ofrecerse para acompañar en la iniciación. Pero cuando es un puro postureo estamos ante una lamentable pérdida de tiempo.
Además, cad@ uno es libre de jugar como quiera mientras sea consensuado, sano y seguro. Y que la relación sea con personas capaces de consensuar.
Por eso os recomiendo que cuando os encontréis con un “satélite” poneos a su disposición para ayudarlo cuando esté dispuesto a probar. Pero sólo entonces.
La carniceria Annibale Carracci
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