Al Erotismo le gusta desacralizar las cosas. Existe una especie de morbo en bajar lo divino a lo terreno, sobre todo si se utiliza para el placer carnal. Probadlo, si no sois muy católicos. Aunque igual ese es un aliciente especial.
Propuesta vainilla.
Podéis elegir la cualquier religión, incluso os la podéis inventar. La única condición es la exigencia de castidad hacia los intercesores con la divinidad. Yo seguiré el ejemplo católico.
Escenificad la visita para ejercicios espirituales pero antes prepara cuatro papeles:
- Religios@ cast@.
- Religios@ libidinos@.
- Feligres@ cast@
- Feligres@ libidinos@
Cada una de las personas elegirá uno. Ese será su papel en el juego. Fíjate que permite todas las combinaciones. Puede ser muy divertido partir de dos feligres@s cast@s y terminar con un buen revolcón. Por ejemplo: Empezáis unos ejercicios espirituales para reflexionar sobre los pecados de la carne y haceros más resistentes a las tentaciones. Y, claro, con las descripciones de los diferentes comportamientos inadmisibles la cosa se calienta.
Toque amargo.
Toma tú el papel de Religios@ (figura de autoridad) y convoca a la persona para “purgar” su pecados. Deberá rezar y aguantar cuantas penitencias decidas ordenarle. La fusta o el látigo puede ayudarla a limpiar su alma.
La persona, además, deberá aceptar cualquier manipulación porque tus manos y tu cuerpo son santos y deben ser adorados. Así que ¡A chupar sin rechistar!