Cuando hablamos de dominación nos vienen enseguida a la cabeza imágenes de dóminas y amos humillando a esclavos. Pero no siempre es así.
Dominar es llevar a la otra persona por un camino determinado hacia su propio placer. Sin saltarte sus límites, que previamente debes conocer.
Pues bien, ese camino lo puede recorrer entre empujones, insultos y humillaciones (si le gusta) o con mimitos y buenas palabras. Pero con firmeza.
Esta combinación puede resultar muy erótica si se hace bien y colaboran las dos personas. Se trata de ordenar igualmente pero con suavidad. Puño de hierro con guante de seda.
Algunos ejemplos: La persona docente educando en sexo o usando la educación para conseguir sexo. El mafioso tranquilo pero exigente, en todos los aspectos.
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