Para dos
Queda en el lugar de encuentro con la persona.
En cuanto llegue no la dejes si quiera quitarse la chaqueta. Hazlo tú pero intentando que la ropa se deslice de forma continua, sin bruquedades.
Ahora elige la prenda que mejor salga de todas la que lleve y haz lo mismo.
Con la ropa interior ten especial cuidado, es la más íntima y la posibilidad de hacerlo de forma brusca es mayor.
Una vez desnuda pasa tus dedos por todo su cuerpo pero siempre con solución de continuidad, sin interrumpir y como continuación de la caída de la última prenda.
Recostala en la cama de la misma forma, consiguiendo que no sea un cambio brusco. Acompañando su caída.
Pasa ahora a lamer pero saliendo de un beso, buscando esa continuidad de la lengua.
Poco a poco ve acercándote a sus zonas más erógenas. Una vez allí concéntrate en ellas hasta llevarla al orgasmo.
Cuestión de sexos
No se requiere ninguna modificación adicional en el juego dependiendo de los genitales de las personas que participan.
Cuestión de estilo
Delicado: La suavidad de las transiciones vestida/desnuda, de pie/estirada, beso en la boca/lamentones debe ir acompañada de la máxima atención en el confort de la persona. Vijila la temperatura, la comodidad, sus reacciones.
Picarón: Simplemente sigue los movimientos suaves con palabras malsonantes. Evita las brusquedades típicas de este estilo para centrarte en darle un toque libidinoso estricto.
Cruel: Como la crueldad consiste precisamente en interrumpir su camino hacia el orgasmo deberás ser muy hábil. Para la estimulación al mismo tiempo que acaricias en otro lugar. Así mitigiarás la brusquedad.
Dominante: Ser altiva, sobervia y mandona no está reñida con mantener la continuidad. Quizá deberás cambiar los lametones por una masturbación donde no des opción a permitirla. Y, dejando claro, que es sólo para demostrar tu dominio.
Toque liberal
Para tres: Dos de las tres personas se coordinarán para mantener la continuidad de movimientos, caricias y lametones en todo momento.
Para más de tres: Nombrad uno o varios coordinadores capaces de vigilar que se de esta suavidad en los cambios.