Enseñar la ropa interior en el momento menos pensado es una forma de calentar el ambiente nada despreciable. En una fiesta, en una comida familiar, en una cena de empresa. Siempre hay un momento para mostrarla y así disparar la imaginación de la persona.
Al verla, sin duda, empezará a pensar en cómo se vería sin impedimentos y a avanzar cómo debe ser lo que hay debajo.
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