Estamos ya ante una zona del cuerpo bastante erógena. Me refiero a todo el pabellón auditivo, excepto el lóbulo. Eso lo dejamos para otro post.
Lamer la oreja es mucho mejor que acariciarla. Vamos, creo que nadie hace eso. Es además una excelente ocasión para susurrar palabras erotizantes en breves pausas.
La oreja también es una parte adecuada para castigar a la persona, si el juego va de eso claro. Retorcer o tirar de la oreja es algo que se hacía de forma habitual en los colegios franquistas y que ahora puede incorporarse a juegos BDSM.
Una advertencia: La oreja no tiene apenas grasa ni tampoco hay músculos. Los golpes allí pueden producir sangrado si son muy fuertes. Tenlo en cuenta.
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